Tal vez: jefa (por primera vez en nuestro distrito)

Es mujer siendo Intendente, sorteando las liviandades de género mientras ejerce el cargo.

Discute con hombres que tienen musculatura y, a veces, desesperación: los de arriba, disimulada; los de abajo, increpante.

Tiene una estatura extraña para quienes la rodean.

No lo notan quienes confrontan con ella.

Está sola: conoce secretos cruciales al tomar decisiones.

Es ejecutiva.

El Concejo Deliberante, ni es consejo ni deliberante: ignoran lo que tiene que ver con la gestión local, con la gestión local relacionada con la gestión provincial y no tienen idea de ambas con la gestión presidencial.

Juega. Pone el cuerpo: casi no hay balacera en la que no esté. Juega con casco y chaleco antibalas, porque no es ingenua.

Cuando la enfrentan notan que es igual (puesto de Intendente; tal vez, mujer) al mismo tiempo que es distinta (presta a poner el cuerpo para lo que sea por nuestra ciudad).

No la conozco, milita un lugar imposible de aceptar desde mi posición, pero es admirable cómo hace equilibrio en una ciudad casi sin destino: donde cada puesto de cada uno de los tres poderes del Estado, es usado de manera individual para beneficios personales.

Apenas se nota que algo de dolor le genera esa limitación de los institucionalizados. Sin embargo, confía.

Confía, diría ¿en el amor al pueblo de Nueve de Julio?

Insisto: no tengo idea de ella más que de la operatividad que despliega para ordenar un juego arrasado por quienes la acompañan y por quienes la superan en cargo.

Cuidémosla: necesita la furia de nuestra desesperación para que la sostengamos para que los de afuera (gobierno provincial y gobierno provincial) “no se la lleven puesta”.

Porque está dispuesta, parece, a soportarlo: tanto como es notorio que no soportaría, ella (nuestra Intendente), que se lleven puesto al Partido de Nueve de Julio.

Acoracemos su vida: vienen momentos dramáticos y, agradeceremos que ella haya piloteado el tsunami.

Difícil será para nosotros notar, ahí (luego del vendaval), el desgaste que padeció para contenernos en sus brazos casi sin una pizca de alimentos ni un hilo de lana para abrigarnos.

Como si no fuera poco, ella (mujer), sabe que no es importante.