La hermana Alma de Jesús, desde Dennehy convoca a caminar sintiendo ese sentimiento de plenitud cuando amas.
Una plenitud que da libertad de alto vuelo.
De ese vuelo que surca cielos desconocidos, donde no hay mapas ni rutas predefinidas, sólo el impulso del alma que ama.
Una plenitud que nace desde adentro, que brota sin pedir permiso, y se expande hacia afuera como un río que no puede detenerse.
Caminar así, plenamente consciente, incluso con las cicatrices a cuestas, es sentir el amor con toda la fuerza que tiene. No un amor idealizado, sino uno real, imperfecto, intenso y profundamente humano.
Porque cuántas veces hemos caminado por la vida ansiosos, apesadumbrados, frustrados, enojados por años…
Cuántas veces nos hemos dejado ganar por pensamientos vengativos, por heridas no sanadas, por emociones oscuras que nos endurecen el corazón, al punto de no poder ni siquiera sentir cariño.
Y así, sin darnos cuenta, nos volvemos egoístas.
Ególatras. Narcisistas.
Convencidos de que todo gira en torno a nosotros, como si el resto del mundo no importara. Como si sólo nuestra herida doliera.
Pero caminar amando es otra cosa.
Es elegir mirar al otro con compasión, aunque no lo entendamos.
Es soltar el resentimiento, incluso cuando creemos tener razón.
Es volver al centro del corazón cada vez que el ego grita.
Y sí… no es fácil.
A veces, hay más heridas por amar que caricias suaves como nubes.
A veces, el amor duele.
Pero siempre, amar transforma.
Amar es abrirse, aunque duela.
Amar es caminar livianos, aunque el camino sea empinado.
Porque el verdadero amor no es refugio de los que no quieren sentir, sino fuerza de los que, aún rotos, deciden seguir caminando.
Desde Dennehy, Hermana Alma de Jesús
Agencia MTR