Hoy, 17 de junio, se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una fecha establecida por la ONU en 1995 para concienciar sobre la importancia de abordar y dar soluciones a estos graves problemas que afectan a la humanidad y el planeta.
La desertificación es la degradación permanente de los suelos debido a la deforestación, salinización, falta de agua y sobreexplotación de acuíferos, causada por actividades humanas. Por otro lado, la sequía es un cambio climático que ocurre cuando los niveles de agua están por debajo de lo normal en una área geográfica, afectando a las especies que crecen y se desarrollan allí.
La degradación de los suelos y la sequía tienen graves consecuencias económicas, ambientales y sociales, como la pérdida de biodiversidad, el aumento del riesgo de sequía y desplazamiento de comunidades, la inestabilidad y migración, y el aumento de los precios de los alimentos.
Para combatir la desertificación y la sequía, es fundamental participar en actividades de reforestación y restauración del medio natural, fomentar buenas prácticas de cultivo y cría de animales, usar el agua de manera responsable, consumir productos de temporada y locales que requieran menos agua, y apoyar políticas de estado que ayuden a neutralizar la degradación de los suelos.
Este año, el lema es “Restaurar la tierra. Liberar las oportunidades”. La ONU busca concienciar sobre cómo la restauración de la tierra puede crear empleos, impulsar la seguridad alimentaria y hídrica, apoyar la acción climática y crear resiliencia económica. Es un llamado a la acción para que todos nos involucremos en la lucha contra la desertificación y la sequía, y trabajemos juntos para proteger nuestro planeta y asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Agencia MTR