Convertirse en un recordista de Guinness World Records es todo un desafío; ser el mejor en su campo hay que comprobarlo.
El 27 de agosto de 1955, se presentó ante el mundo el primer libro de los records mundiales, conocidos hasta ese momento. A lo largo de sus 66 años de historia, cumplidos hace pocas horas, se han registrados hechos de los más llamativos e insólitos.
Para verificar cada logro, el comité de expertos exige cierta cantidad de evidencias, que varía dependiendo del récord que se quiera establecer.
Así, hay registros de máximos en edad, ya que recientemente ha fallecido el hombre más longevo del planeta con 113 años. Una joven pudo acreditar que, a lo largo de su vida, desde niña comió 32.000 hamburguesas. Así, otra mujer mostró su enorme boca. A esto, se suma que un par de enfermeras consiguieron entrar en el libro Guinness de los Récords como las personas que menos tiempo tardaron en hacer una cama. Entraron al récord porque lograron terminar la tarea, de manera perfecta, en apenas 14 segundos.
Y la lista sigue, con otros ejemplos, como el loro más pesado del mundo, o las piernas más largas. La médica que trabajó hasta los 106 años, el dentista más longevo que sigue en actividad con 96 años, o el anillo con más diamantes incrustados y la nómina es extensa y variada. Tiene hechos soprendentes o llamativos.
Ahora, un convecino de Nueve de Julio, hizo una consulta insólita por donde se la mire, ya que nadie se ha expuesto tanto y con un hecho fisiológico u orgánico natural de cada persona, pero atípico en el consultante.
Un hombre de 60 años, desde hace unos años, nota que sus evacuaciones no son diarias. Se producen cada tres días, aproximadamente. Consultó a su médico de confianza y el profesional le hizo una explicación que no lo alarmó, ya que no son heces de constricción. Le informó sobre las características de los intestinos, longitud que varía entre las personas, alimentación y demás, que hacen que se pueden pasar varios días sin ir al baño. En el fondo, no lo alarmó por entender que sus heces no sean diarias. Para despejar otros cuadros clínicos, ordenó estudios, cuyos resultados daban cuenta que sus intestinos están bien, a excepción de su extensión, ya que son más largos que lo normal.
Ahora, en tiempos de pandemia y ante el aislamiento obligatorio, el vecino nuevejuliense, comenzó a notar que sus deposiciones, son naturales, consistentes y de una sola pieza con medias que han ido – las más largas – desde los 40 hasta los 60cm.
Ante el asombro, un buen día se tomó el trabajo de hacer las mediciones que excedían el inodoro.
Y fue así como sacó fotos, se fue documentando, volvió a consultar a su médico de confianza, y ahora ha hecho una consulta al comité de la Guía del Libro de Records Mundiales para acreditar lo que vive, desde hace más de 14 meses.
Entre las consultas que ha realizado a la máxima autoridad mundial en récords, está la de reserva de identidad. No quiere que su nombre trascienda mundialmente por una situación atípica de su organismo, de avanzar en demostrar el record. Le entusiasma que Nueve de Julio se haga conocido a nivel mundial, pero lo frena la vergüenza pública, su familia, hijos y nietos, y la razón de esa fama mundial de la ciudad. ¡La considera como un papelón!… y que quedaría expuesto y señalado por siempre.
El hecho no deja de ser insólito y propio de la Guía de los Record.
Un amigo de la vida desde la infancia es el único que conoce su historia, mejor dicho, su nombre, además del médico.
Mientras siguen las consultas ante el comité de los ‘record’, continúa con su vida cotidiana en Nueve de Julio, y de ser necesaria una demostración – además de las evidencias – puso como condición que la misma no sea en su ciudad natal, además de que su identidad no trascienda.
Le da mucha vergüenza!… Quiere el récord, en silencio y anonimato.
Agencia MTR