Nicolino Loche: el intocable campeón de todos los tiempos dio muestras de su condiciones y cualidades al mundo desde japón, cuando el 12 de diciembre de 1968 venció a Paul Fujii, por KO en el décimo round y levantó los guantes al mundo, mostrando que era el nuevo campeón mundial.
El boxeador argentino se transformó en uno de los peleadores mas importantes de la época a nivel mundial.
Ese día, faltaban cinco minutos para la pelea y Nicolino Locche se había quedado dormido.
En el vestuario, Tito Lectoure y el entrenador Paco Bermúdez lo miraban sin poder creerlo. Estaba a punto de jugarse el título del mundo y roncaba como si estuviera en plena siesta. Pero Nico se despabiló y subió al ring. Y volvió a la Argentina con toda la gloria.
Ese 12 de diciembre, Nicolino le sumó una inédita agresividad y fortaleza en los golpes. El concepto principal del boxeo era el arte de la defensa pero nadie lo vivió como él.
Después llegaron las cinco defensas exitosas del título y una sexta en la que resignó la corona ante el panameño Alfonso Frazer, el 10 de marzo de 1972. Pero Nicolino generaba algo distinto en la gente, tenía un carisma especial.
Este sábado se lo recuerda a 52 años de aquella victoria.
Agencia MTR