martes, abril 23, 2024
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A 21 años de su muerte, Cardenal Pironio va camino a la Beatificación, paso previo a ser Santo

Eduardo F. Pironio

El nuevejuliense Cardenal Eduardo Pironio cumple este martes 5 de febrero el 21 aniversario que descansa al lado del Señor. Falleció en 1998 en el Vaticano. Fue un Teólogo Profundo y dedicado, muy considerado en los más altos niveles de la Iglesia Católica y que se convirtiera en el confesor del Papa Pablo VI.

Según la Iglesia católica, la santidad es la unión entre Dios y la persona y “hace falta un milagro no para confirmar la santidad sino para confirmar la cercanía con Dios”. La beatificación es el primer paso para ser santo, pero permite que el beato sea venerado en su diócesis.

Es que el convecino de Nueve de Julio que naciera un 5 de diciembre de 1920, va camino a ser Santo. El primer paso ya se cumplió. El 23 de junio de 2006, fue declarado «siervo de Dios». Significa que se ha corroborado que fue un hombre que vivió bajo su amparo y cumpliendo con sus observancias.Lo hizo el papa Benedicto XVI.

Ahora, está en marcha el proceso de beatificación. Se trata de una dura prueba de certificar que Eduardo Pironio ha practicado una vida santa y de que puede ser un ejemplo para todos los católicos.

Diez años después de aquella etapa, en marzo de 2016, el Vicario de Roma, Cardenal Agostino Vallini, presidió la sesión de clausura de la fase diocesana de su causa, con lo cual se inició la etapa romana en la Congregación para las Causas de los Santos.

La clausura de la fase diocesana se realizó en la Sala de la Conciliación del Palacio el Vicariato del Obispado y participaron también el Secretario General de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Carlos Humberto Malfa; y el postulador de la causa, Giuseppe Tamburrino.

Son 17 las cajas que contienen la documentación sobre la vida y virtudes del Siervo de Dios y que ahora serán estudiados por la Congregación para las Causas de los Santos.

Eduardo Francisco Pironio que había nacido en Nueve de Julio, provincia de Buenos Aires, el 3 de diciembre de 1920, que fue el menor de 22 hermanos,  es decir el vigésimo segundo hijo del matrimonio de inmigrantes italianos, Giuseppe Pironio y Enrica Rosa Buttazzoni, que llegaron ya casados de la región de Friuli en 1898, Italia, va camino a ser Santo.

Esa 17 cajas contienen los documentos que se compilaron sobre su vida. Ya están siendo evaluados por historiadores y teólogos, que trabajan juntos para reconstruir una biografía exacta de la persona, incluyendo signos de espiritualidad y signos de heroísmo.

Además se debe examinar un milagro, el cual es evaluado por un comité médico conformado por 60 expertos, especialistas en diferentes campos. En el caso de Pironio, se trata de un niño que en 2008 se recuperó inexplicablemente tras intoxicarse con purpurina en Santiago del Estero. El pequeño ha seguido su vida con normalidad y sin las graves secuelas que los médicos habían pronosticado.

La familia argentina del menor intoxicado tenía una estampita con su nombre. Luego de recurrir a su oración, el niño mejoró y fue dado de alta sin ninguna secuela a pesar de que los médicos le habían dicho que si sobrevivía, iba a tener graves secuelas.

Eduardo Pironio, tras ser obispo de Mar del Plata entre 1972 y 1975, fue trasladado a Roma para servir en la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada.

En 1984 fue designado presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, desde donde impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Este sacerdote que padecía de cáncer oseo y nada decía, falleció el 5 de febrero de 1998 en Roma, por eso el proceso para cumplir todos los pasos hacia la santidad, se inició en el Vaticano, aunque sus restos descansan en la basílica de Nuestra Señora de Luján, como CN ya lo ha informado.

La oración para pedir la intercesión del Cardenal Pironio es la siguiente:

Oh Dios, Padre nuestro, que has llamado a tu Siervo Eduardo Francisco Pironio a servir a tu Iglesia como sacerdote y obispo, confortado por la materna solicitud de la Virgen María y lo has hecho alegre anunciador de la esperanza y de la cruz, concédenos que, siguiendo su ejemplo, podamos proclamar y testimoniar nuestra fe con un corazón misericordioso y acogedor y, por su intercesión, danos la gracia que confiadamente te pedimos. (Decir la gracia que se solicita) Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

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