viernes, marzo 29, 2024
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Un histórico travestismo político abre un nuevo camino o sigue en el tiempo

Travestismo politico

En Argentina se hace mención a la expresión ‘travetismo político’ a las conductas de ciertos dirigentes que aparentan ser lo que no son, pero que confunden a la población y muchas veces, a sabiendas de lo que están haciendo.

Tienen por costumbre mostrarse con un “pensamiento” para cambiarlo cuando “la mano viene para otro lado”. Son rápidos de mente, pero el pueblo no olvida.

Nuestra historia tiene muchos ejemplos al respecto. Los que peinan canas suelen colaborar con un pequeño ejercicio de memoria que podrá servirle a los más jóvenes. Así tendrían más y mejores posibilidades de saber en quien confiar… políticamente.

La historia recuerda que el general Perón, desde el exilio, azuzaba a la “juventud maravillosa” a que se encolumnara detrás de la propuesta del socialismo nacional, incluyendo la posibilidad de tomar las armas para recuperar el poder, con poco ejercicio de democracia, de la cual se hablaba poco y nada por aquellos tiempos.

Resumiendo: en esos años ’70, los diarios daban muestra de las piruetas de travestismo que debían hacer los “partisanos montoneros” cuando el general se mostró tal cual era. Los esfuerzos por “interpretar” los discursos del líder en favor de sus posturas “revolucionarias” resultaban hilarantes, de no ser que costaron miles de vidas de párvulos inocentes que los seguían como si fuesen profetas.

Es más, tras su regreso al país, el general desplazó a Cámpora y asumió nuevamente la Presidencia de la Nación. Las conductas montoneras, hasta dignas del Circo de Moscú, no convivían con el pensar real del entonces presidente, y como el movimiento siempre se mostró amplio, desde su mismo entorno  surgió  la “genial” idea de crear la Triple A, dando pie a una lucha interna de poder  que se extendió a toda la sociedad, poniendo en marcha el denominado ‘Terrorismo de Estado’, que más tarde multiplicaron los militares.

Esas derivaciones “nacionales y populares” llegaron luego en este Siglo XXI al poder, por doce años, hasta diciembre de 2015.

Esta elección, aunque intermedia, tiene la particularidad de ir cerrando las secuelas de años oscuros o revitalizarlas en el tiempo.

La ciudadanía elegirá entre un acomodamiento de travestismo o la esperanza de los nuevos tiempos.

Esta breve reseña se me vino a la memoria días pasados, cuando desde la tranquilidad de un atardecer campestre, observaba las muestras de esas desviaciones que confunden y deterioran a los políticos, a los partidos y las instituciones, por añadidura.

No obstante ello, y en nombre de la unidad que ensaya el peronismo, sabe que debe acomodarse a las nuevas formas de hacer política, y tiene la encrucijada en la figura de la ex-presidenta, que divide más a propios y ajenos.

Es más, sin profundizar ni polemizar,  el candidato justicialista y actual concejal Martin Banchero que intenta ser reelegido el próximo domingo, da muestras de esa encrucijada. Mira con atención y las acepta a las obras de la administración Cambiemos, y las elogia a sabiendas  que no puede parar el progreso que mayoritariamente apoya la comunidad –sin banderías – ; y por el otro, trata de despegarse de la candidata Cristina, pensando que es más del pasado con poco retorno, y acomodarse detrás de Cumplir, para proyectarse a una candidatura a Intendente 2019.

Este cuadro donde se observa a un solitario candidato PJ es el espejo, que se pone en superficie – aunque la gente no lo visualice con claridad – esos internismos peronistas, dada esas raíces encontradas en su ‘Movimiento’ histórico.  Ayuda a esa imagen solitaria que la casi totalidad de los viejos dirigentes nuevejulienses que lo impulsaron han manifestado su apoyo… a Cristina. Al menos se supone que esa fue la intención cuando lograron la foto que cayó como una bomba, desconcertando a los mismos justicialistas, que muchos asqueados de travestismo, ven con simpatía a Cambiemos.

Esos vecinos seguidores de Perón, recuerdan haber visto a sus dirigentes, fervorosos menemistas, luego se transformarían en entusiastas duhaldistas, después Néstor pasaría a ser algo así como el Mesías, para terminar en fanáticos cristinistas.

En ese cuadro está parado el candidato de la oposición.

El travestismo no tiene límites, al parecer.

En siete días, la ciudadanía decidirá con su voto, si se marcha a renovados vientos o se sigue en el aroma de la noria, que al circular el burro siempre en el mismo lodo, no permite nuevas fragancias.

El 22 pude ser un domingo trascendente para la historia, ya que pondría en marcha un camino sin retrocesos!

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