El radicalismo de Nueve de Julio recordó a Raúl Alfonsín. Lo hizo en su sede partidaria al cumplirse el 8º aniversario de su deceso.
El encuentro fue encabezado por el Presidente de la UCR distrital, Rodolfo Menéndez y de descubrió una placa en alusión al ex-presidente de la nación fallecido.
Se dio lectura a una carta enviada por Jorge Silvestre, quien no pudo concurrir por no encontrarse en la ciudad, cuyo texto dice:
Querido Fito:
Obligaciones que debo cumplir en la Legislatura me impiden estar presente en este más que merecido homenaje a Raúl Alfonsín, quien fuera fuente de inspiración para que muchos de nuestra generación nos comprometiéramos en la militancia política y llevar con orgullo lo que significa ser radical.
A veces, aquellos que se van son tan grandes que no notamos su ausencia, salvo en los momentos críticos. Esto sucede con Raúl Alfonsín. Pocos Presidentes de la Argentina hicieron tanto para que viviéramos tan intensamente la libertad , para que valoremos a la democracia y sus valores en su justa medida.
Nos dejó claras señales de por dónde debía transitar la militancia. Siempre junto a quienes menos tienen, siempre luchando por un país mejor, un país de iguales
Su dimensión la entendimos los radicales casi siempre.
Luego, la sociedad argentina también empezó a asimilar lo que implicó su pérdida.
Sus palabras y sus actos cobraron un valor que se transformó en legado.
Nadie hizo tanto por la construcción de la ciudadanía. Eso equivale hoy y siempre, a la igualdad de derechos, igualdad de oportunidades, igualdad en el disenso.
Hoy inexorablemente no podemos recuperar su presencia física, pero en vez de mirar lo imposible, miremos, los argentinos todos, el recorrido de lo que para otros era algo inimaginable y para él una misión que lo colocó en el corazón de nuestro pueblo:
A la dictadura exigiendo, cuando muchos se escondían, el fin de las desapariciones y luego juzgando las atrocidades cometidas. También el juicio a los que pretendíeron autoadjudicarse la representación del pueblo argentino y nos sumergieron a todos en una violencia demencial.
Al movimiento obrero la defensa de los trabajadores y la vigencia de la democracia en los gremios para terminar con las cúpulas que responden invariablemente a sus intereses personales o los de un sector político.
A los gobernantes el respeto por las minorías y el disenso en el marco de la República.
A los ciudadanos la responsabilidad cívica de dotar a la democracia de contenido social, exigiendo el respeto a sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones como tales.
A los militantes, el compromiso patriótico y consecuente con una forma de vida que sin lugar a dudas no contempla la intolerancia ni la falta de formación.
Está demás decir la falta que nos hace. Pero hay que seguir adelante. Es nuestro mejor homenaje como radicales al padre de la democracia argentina.
Agencia MTR