martes, abril 23, 2024
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La Iglesia recuerda a un santo que vivió 92 años y fue el impulsor de la Escuela popular y abierta a todos los niños

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Es San José de Calasanz. Se trata de un sacerdote, pedagogo y santo español, fundador de la primera escuela cristiana popular de Europa. En una época en que la educación tenía por destinatarios casi excluyentes a los miembros de las familias adineradas, este santo fue un pionero de la educación colectiva al alcance de todos. Su obra, más tarde fue imitada por los Estados dando nacimiento a las escuelas públicas y abierta a todos los niños, sean ricos o pobres. También organizo el aprendizaje y los cursos de enseñanza. Todo un pionero en educación.

José de Calasanz había nacido en Peralta de la Sal, un pequeño pueblo situado en el Reino de Aragón, actual provincia de Huesca. Fue en el año 1557 y se trato del último de ocho hermanos, hijo del alcalde del pueblo, Pedro de Calasanz  y de María Gastón.  Con doce años, José dejó su pueblo y marchó a estudiar a Estadilla, a unos 20 km de ahí. Realizó sus estudios humanísticos en el colegio de los padres Trinitarios, una escuela de latín. Era estudioso, responsable, generoso y con una gran simpatía personal, que le permitía tener muchos amigos entre sus compañeros de estudios.

Cuando cumplió los catorce años, José de Calasanz manifestó la decisión de hacerse sacerdote. Su entrega, su generosidad, su anhelo por ayudar a los demás, iban unidos a una fuerte y vivencial fe en Dios, aumentada por el ejemplo y la educación recibida por parte de su familia. Cursó filosofía y derecho canónico en la Universidad de Lérida  y teología en la Universidad de Valencia  y en la de Alcalá de Henares.

Fue ordenado sacerdote en el 1583, a los 25 años. Aconsejado por el obispo de Urgell, Andrés Capilla, Calasanz viajó a Roma en 1591, donde trabajó como preceptor del cardenal  Colonna.

Antes de cumplir los 6 años de su estadía en Roma, el río Tíber se desbordó provocando la más catastrófica inundación del siglo. Como resultado de esta hubo más de dos mil muertos, y centenares de familias pobres quedaron sin techo ni alimentos. Calasanz, con gran integridad, trabajó infatigablemente en la operación de ayuda a los afectados.

Se integró en una cofradía, grupo de personas que se dedicaban a ayudar a los enfermos, y comienzo a recorrer los barrios. Le impactó ver tantos niños sin escuela por falta de medios económicos y comenzó a idear la creación de una escuela gratuita abierta a todos los niños, especialmente a los más necesitados. Propuso su idea a las autoridades eclesiásticas y a gente cristiana rica. Sin embargo, todos la rechazaron.

Calasanz no se desanimó y decidió lanzarse solo a la aventura. Pidió una vieja sacristía en una parroquia de un barrio pobre de Roma, y así, en la parroquia de Santa Dorotea, comenzó en 1597 la primera escuela gratuita de Europa, con un nombre muy conocido posteriormente, “Escuela Pía”.

Los alumnos, pocos en un principio, no contaban con recursos para comprar el material escolar. Calasanz utilizó para esto el poco dinero que recibió de su trabajo con el cardenal de Colonna. Con la ayuda de otros profesores jóvenes, a los cuales contagió su entusiasmo, Calasanz dedicó desde aquel momento toda su vida a una misma idea: abrir las puertas de las escuelas a todos. La idea novedosa que introdujo José de Calasanz es la de enseñar a las clases populares en aulas con numerosos alumnos, ya que hasta ese momento la enseñanza se limitaba a las clases pudientes, impartida individualmente o a pequeños grupos por un preceptor. Más tarde, la idea sería seguida por otros fundadores, y finalmente por los Estados que asumieron como propia esa responsabilidad.

Murió a los 92 años el 25 de agosto de 1648 en Roma.

San José de Calasanz es uno de los precursores de la pedagogía moderna, aunque no compuso una obra estrictamente monográfica sobre ese tema, sino que esparció su teoría sobre la educación en diversas cartas, reglamentos y escritos de carácter práctico. Creó, organizó y sistematizó la enseñanza escolar graduada por niveles y ciclos en la enseñanza primaria y una cierta formación profesional. En general la escolarización se iniciaba a partir de los seis años de edad, pasando sucesivamente por nueve clases graduadas en orden decreciente. En la novena clase, los niños iniciaban la lectura con métodos silábicos y grandes cartelones que permitían una enseñanza colectiva. En la octava clase se enseñaba a leer de corrido. Los alumnos hacían lecturas individuales con el maestro y se corregían entre ellos. Las clases duraban dos horas y media por la mañana y otro tanto por la tarde. Cada cuatro meses se hacía un examen general en todas las escuelas. Si la evaluación era positiva, el alumno era admitido en la clase superior. Los maestros debían llevar tres libros de registro: el de matrícula, el de asistencia y el de calificaciones. Debían preparar previamente sus clases y estar en sus puestos antes de la llegada de los alumnos. Terminadas las clases, los maestros acompañaban a sus alumnos hasta sus casas. Los alumnos aprendían a leer indistintamente en latín y en lengua local. Calasanz mantuvo el latín, pero fue un gran defensor de la lengua nativa, y en ella estaban escritos los libros escolares, incluso los destinados a la enseñanza del latín. En este aspecto, era más avanzado que otros autores de la época, entre ellos Comenio, que pasaba por ser el gran defensor de la lengua nacional, pero que escribió sus libros en latín. En la clase sexta, los alumnos tenían ya un buen dominio de la lectura, de manera que al llegar a la clase quinta eran repartidos en dos secciones: una primera sección de matemáticas destinada a los alumnos que querían aprender un oficio, y una segunda de gramática para aquellos que querían proseguir estudios de letras. Los alumnos de ambas secciones seguían en común clases de escritura, en las que se hacía especialmente hincapié en la caligrafía.

Este modelo fue tomado, mas tarde, como referente para organizar las escuelas estatales y gratuitas.

Actualmente, las llamadas Escuelas Pías, fundadas por Calasanz, se encuentran en todo el mundo.

La_última_comunión_de_san_José_de_Calasanz (1)

Jose de Calasanz

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