jueves, abril 18, 2024
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Es Miércoles de Ceniza

Miercoles-de-ceniza

En esta fecha los católicos tienen un día de ayuno, y se realiza la imposición de ceniza a los fieles que asisten a la Misa. Se da inicio a la “Cuaresma” (40 días de preparación para la Pascua), que comienza este Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos, 20 de marzo. La fecha coincide con la finalización del Carnaval. Simboliza que termino la fiesta, la alegría y comienza el tiempo de Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

La jornada se caracteriza porque las cenizas se elaboran a partir de la quema de ramas de olivo del Domingo de Ramos del año anterior, siendo luego bendecidas. Estas son colocadas sobre la frente de los fieles mientras pronuncian las palabras “recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir”. La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior, al ser éstos quemados. Otras de las frases que se usan son:  “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” y  “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”.

Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un “hábito penitencial”. Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos.

Cuando el sacerdote pone la ceniza en los fieles, representa en quien la recibe la actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.

El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior.

Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.

Para que la Oración tenga frutos,  se debe evitar, por un lado,  la hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con una actitud exterior. Lo que importa es la actitud interior. Por el otro, la disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar cada oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para poder ponerse en presencia de Dios.  Y se suma a las dos anteriores la multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarse con Él; cada deseo, cada intención y cada necesidad. Por eso no se necesita decirle muchas cosas. La sinceridad debe salir de lo profundo de cada corazón porque a Dios no se le puede engañar.

Al hacer sacrificios (cuyo significado es “hacer sagradas las cosas”), debe realizarse con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no se hace así, se causara lástima y compasión se perdera la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve cada sacrificio desde el cielo y es el que va a recompensar.

“Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino Tu Padre, que está en lo secreto: y tu padre que ve en lo secreto, te recompensará” , enseña Matero.

Como se observa,  la ceniza no es un rito mágico que quita los pecados. Para ello esta el Sacramento de la Reconciliación. Es un signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de Resurrección.

Debe ser un tiempo de reflexión de cada vida, de entender a donde vamos, de analizar cómo es cada comportamiento con la familia y en general con todos los seres que rodean a cada persona.

Es Miércoles debe caracterizar al católico por la Reconciliación con Dios está integrada por el Arrepentimiento, sincero de las faltas;  la Confesión de cada pecado, la Penitencia y finalmente la Conversión, que es ir hacia delante, es el seguimiento a Jesús.

 

 

 

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